La extensa y asombrosamente prolífica carrera de los arquitectos Miguel Canale y Beltrán Arbeleche se destaca por mérito propio, incluso en el contexto de magníficos arquitectos que a lo largo del segundo tercio del siglo XX produjeron en todo el país edificios y espacios públicos que en conjunto sorprenden por su altísimo valor individual y por la ciudad que conforman.
Sin embargo, lo relevante de su aporte no rescata a estos autores del pertinaz anonimato en que los sumerge la desidia (fruto más que nada del desconocimiento) con que en general se atiende a la arquitectura.
Arbeleche y Canale integran una generación de arquitectos formados en la tradición de la Academia, que supo evolucionar para interpretar y recrear, con notable destreza, las búsquedas renovadoras que por entonces practicaba la arquitectura internacional. Es llamativa tanto la sincronía de este hacer local con el de las vanguardias —en especial europeas— como su calidad, que empareja sin esfuerzo la de aquellas lejanas referencias. Pero también nos debe llamar la atención la rápida y generalizada aceptación que hizo de la nueva arquitectura la cultura local, bien dispuesta a recibir y adoptar la renovadora manera de pensar edificios y ciudades que se le proponía.
Canale y Arbeleche son paradigmáticos representantes del silencioso hacer de quienes concretaron la notable producción arquitectónica uruguaya del siglo XX. Hacedores pragmáticos —bien informados del acontecer disciplinar de su época—, los suyos son proyectos exactos, contenidos, precisos en lo funcional. Sostiene Arbeleche: «[…] prefiero las arquitecturas depuradas, lógicas y sobrias». Su obra principal queda definida por una articulación sincrética, frecuente en aquella época, que conjuga modalidades compositivas clasicistas —las cuales, adquiridas como estudiantes, perduran furtivas a lo largo de su carrera—,con la fluida adopción de vertientes racionalistas, desde las emergentes a fines de los años veinte hasta las cadencias propias de los años cincuenta. El conjunto es una perfecta crónica de época, trazada a partir de algunos patrones recurrentes: sencillas y eficientes espacialidades internas y formalizaciones mesuradas, masivas, con base en volúmenes dibujados por superficies casi despojadas, pautadas por ventaneos cuidadosamente compuestos, sobre las que suele aparecer — sobreimpresa con mayor o menor destaque— alguna variación contrastante, que otorga un carácter a menudo monumental a sectores asociados a los accesos o a componentes singulares del programa.
La muestra de la obra de Arbeleche y Canale es la séptima de la presente etapa de exposiciones itinerantes de arquitectos nacionales que organiza nuestra Facultad. Desde 2007 han recorrido espacios culturales en todo el país y en el exterior. Mediante ellas se busca no sólo promover el conocimiento —y el reconocimiento— de nuestra arquitectura y sus autores, sino —principalmente— destacar la incidencia social y cultural de la arquitectura.