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A resenha de González Ortíz para o número 140 da revista Arquitectura Viva, se opõe à visão colonialista da produção arquitetônica da África explicitada no editorial

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GONZÁLEZ ORTIZ, Humberto. Arquitectura emergente ó arquitectura de emergencia. Resenhas Online, São Paulo, año 11, n. 124.03, Vitruvius, abr. 2012 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/resenhasonline/11.124/4278>.


Afirma Luis Fernández-Galiano en su editorial: “dos publicaciones recientes dan cuenta de este paisaje de mutación: The Economist, bajo el titulo “Africa Rising”, asegura que África tiene hoy la oportunidad de seguir los pasos de Asia; y nuestro Atlas arquitectónico de África y Oriente Medio documenta exhaustivamente la zona, mostrando abundantes ejemplos de la transformación de su entorno construido” (1). Después de leer esta visión “algo” colonialista del hecho arquitectónico (2) quiero defender una visión que mira desde la periferia y que quiere aportar “otras” posibles respuestas a nuestras incógnitas acerca de la incongruencia arquitectónica actual.

Las desigualdades entre norte-sur o desarrollo-subdesarrollo agudizan sus diferencias de manera casi exponencial. Actualmente más de 1.200 millones de personas (una de cada cinco del mundo) sobrevive con menos de un dólar al día. A día de hoy, puedo afirmar que cerca 5.000 millones de habitantes viven en condiciones de pobreza y marginados de los planes sociales y de los beneficios de la globalización financiera del mundo actual, hablamos de casi el 83% de la población mundial. En 1989 el 20% más rico recibía el 82.7% de la producción económica mundial, mientras el 20% más pobre recibía solo el 1.4%. En este proceso podemos afirmar que actualmente la renta de las 350 personas más ricas del Planeta equivale a la del 45% de la población mundial.

Los países del Tercer Mundo no pueden hacer frente en el marco político actual al cúmulo de necesidades de sus pobladores, igualmente los pobladores pobres del llamado 4º mundo, que intentan ferozmente acceder a una vivienda digna y a un precio accesible. Por ello debemos inevitablemente re-fundar también, nuestra visión y posición “arquitectónica” desde la Urgencia y la Necesidad, dejando de lado esta visión mediocre y frustrante, en la que se maneja la arquitectura de autor, actual.

Las formas esculturales de la arquitectura de hoy son impresionantes, la espectacularidad de la arquitectura actual que utiliza la tecnología para crear formas imposibles, es innegable, y sería tristísimo que “con los presupuestos” con que cuentan los “grandes” arquitectos, no hicieran lo mejor que su lápiz y su imaginación pudieran recrear.

Sin embargo, yo no puedo quitar el ojo de la realidad que nos envuelve, y que muchas veces, los arquitectos la obviamos, o definitivamente “no nos interesa”.

Y preferimos hablar de arte, de diseño, de la forma, de la tecnología, de los renders, de las relaciones con alcaldes, o del último software de dibujo que “facilitará” el trabajo a los dibujantes del despacho. Y en muchas ocasiones pasamos por alto, que la arquitectura: “es un arte práctico destinado a construir espacios utilizables por el ser humano y que desde hace siglos, quien posee el encargo de la sociedad para llevar a cabo la construcción de estos espacios es el arquitecto” (3).

Considero que la arquitectura de autor actual deja de lado la “realidad” real, es decir, al potencial usuario-cliente que vive, recorre, utiliza, se enfrenta, y también, padece de espacios “escultórico-artísticos”, más que su referente de espacios “habitables”.

Si bien es cierto que el arquitecto es quien resuelve con arte las necesidades del cliente, el arquitecto con el uso ético de su oficio puede persuadir al cliente de utilizar inadecuadamente el arte en la construcción, pero “la acción persistente de una artisticidad mal entendida, mezclada con la doctrinaria creencia en una misión pedagógico-social de la arquitectura, y unas gotas de “libertad creadora” fundamentalista, lleva a ciertos arquitectos a proferir simplezas de tal calibre que hacen tambalear gravemente el prestigio social de la profesión” (4).

La arquitectura globalizada aparta de su “hacer proyectual” a la pobreza mundial, es decir, ese 80% del mundo que no puede detenerse a “admirar” las últimas tendencias en “esculturas arquitectónicas”... simplemente porque necesita “urgentemente” de un techo y cuatro paredes para guarecerse del mundo que lo ignora (5). La modernidad sigue siendo una deuda pendiente cada vez más “evidente” y “urgente” y que el movimiento moderno prometió, “como posible”.

Va siendo hora de que nosotros los arquitectos también comencemos a cuestionarnos a nosotros mismos y nuestras actuaciones como “constructores de las ciudades modernas”. Es necesario que renovemos nuestro oficio para adecuarlo a la realidad de pobreza de nuestro planeta, es necesario que reduzcamos drásticamente el consumo de recursos y energía que se emplean, en la construcción de la arquitectura actual como desde hace décadas viene afirmando Serge Latouche (6) cuando afirma “el decrecimiento que, a diferencia del crecimiento negativo o de la crisis, consiste precisamente en salir de esa lógica que condena, de forma obligatoria, a destruir el planeta para crear empleos. A través del decrecimiento, al contrario, crearíamos empleos salvando al planeta” (7).

Es necesario que giremos la cara, aprendamos, y expongamos la experiencia de arquitectos que se han comprometido desde la arquitectura sí, pero también desde el compromiso social (8) que el oficio del arquitecto, sin duda, tiene.

Los intelectuales y creadores debemos de poner en duda este sistema excluyente, los arquitectos deberíamos cuestionar nuestro papel en la globalización del diseño high tech de última generación. Los arquitectos debemos “urgentemente”, encontrar “otra arquitectura” que responda a todos los intereses que la sociedad moderna requiere. Nos referimos a la necesidad de una arquitectura “pobre” de calidad, de necesidad y de urgencia.

Una arquitectura que democratice claramente esta moderna arquitectura de pasarela, que vende sus exclusivos diseños y los expone, como símbolo de la globalización, la riqueza, y el poder.

La construcción de la ciudad informal (9) se produce (y reproduce) con una lógica que no es improvisada, ni caótica, es simplemente “otra lógica”, la que se afirma coherente desde las perspectivas de la necesidad y las posibilidades concretas de los pobladores que están al margen de la ciudad de los ricos (10).

Don Carmelo, habitante de un asentamiento irregular de la Ciudad de México en una entrevista con universitarios explicó su rechazo respecto a la reubicación que le ofrecían con una vivienda “de interés social” y un crédito accesible y pagadero, a veinte años, porque: “la casa que nos dan, es muy pequeña, de solo dos recámaras, un solo baño, con una salita. Y además solo tiene una azotehuela, mejor nos quedamos aquí. Esto es mucho más grande, porque en el futuro esto va acrecer, y con muchos cuartos para todos los hijos, y con un jardín y hasta garaje; y ¡además!, sin tener que pagar por el resto de mi vida una parte significativa de mis ingresos. ¡Vean muchachos, como esto es más grande, como la esperanza, y en cambio, lo que el gobierno nos ofrece es como “un féretro”, es “así” para siempre y además, nunca cabríamos allí, de lo chiquito que es” (11).

Esta reflexión debe llevarnos necesariamente a pensar, proyectar y hablar de Arquitectura apropiada. La acción directa de lo que denominamos arquitectura apropiada tiene que ver con la creación de tecnologías, proyectos e investigaciones asequibles para el mejoramiento del hábitat “también”, entre los pobladores más pobres del planeta.

En este campo, encontramos avances significativos en la tecnología de “techos” al ser un elemento estructural básico para la construcción de una vivienda; también hay trabajos excelentes en la investigación y construcción sobre la vivienda semilla con futuros crecimientos en Latinoamérica (12); o programas universitarios que promueven la investigación en la acción, analizando la problemática del hábitat latinoamericano, interactuando con los pobladores y proponiendo soluciones concretas a problemas directos de los ciudadanos pobres(13).

Todo este esfuerzo encaminado a la asistencia técnica directa con usuarios pobres y hacedores de ciudad, tiene que ver con nuestra apuesta por lo que denominamos arquitectura apropiada, la que se aleja definitivamente del marketing, y se acerca definitivamente a los principios del CIAM de 1929 (14), que buscaba afanosamente la funcionalidad arquitectónica, la adecuación de los recursos y la divulgación de la investigación de lo que podemos denominar ciudad de masas.

Sin embargo, estas actuaciones desde el ámbito meramente arquitectónico, no afectan decididamente a la base estructural del problema ya que “Los datos estadísticos sobre la pobreza en el mundo dan muestra del incremento de las desigualdades interpersonales e interrelacionales. No sólo hay un mayor número de personas que se ven afectadas por estos procesos de desequilibrios y asimetrías, sino que también hay un incremento de la intensidad de las carencias de bastantes personas” (15).

Las propia Organización de las Naciones Unidas en 2005 afirmó que 4 de cada 5 seres humanos sufren procesos de desigualdad, por ello debemos recocer que la pobreza es el desafío más grave para los derechos humanos en el mundo, tanto si se mide por el número de personas afectadas (16) como por el efecto acumulado sobre toda una gama de derechos humanos. Y añadimos a la arquitectura, ya que los ciudadanos tienen derecho a la vivienda y derecho a la ciudad.

Este análisis nos lleva a pensar en un proceso de comprensión y aprendizaje de la pobreza, para incidir sobre el fenómeno de la “exclusión arquitectónica” de una franja mayoritaria de pobladores en el mundo y así convertirnos en “actores” que aporten soluciones arquitectónicas que hablen de tecnologías sobre una manera diferente (apropiada) para construir, de una manera proyectual novedosa (apropiada) que nos permita desarrollar proyectos de viviendas semillas que crezcan en el futuro, según los recursos de las propias familias constructoras, con tecnologías asequibles (apropiadas) para que los usuarios las aprendan y las empleen en colectividad en la construcción de su hábitat, de su historia; y con investigaciones que aporten una visión “otra” (apropiada), para divulgar las necesidades, pero que también aporte directrices sobre las cuales, podamos hablar de Arquitectura Apropiada sin tapujos.

Esta realidad globalizada neoliberal (17) nos lleva necesariamente a repensar la relación entre arquitectura y sociedad, producto de la reflexión sobre el nuevo papel del arquitecto frente al creciente deterioro del tejido social, de la calidad de vida de la población, que se refleja en el deterioro constante del estado del bienestar: trabajo, ingreso, salud, educación, seguridad, vivienda. Y que se expresa en términos de un desmedido crecimiento de la ciudad precaria, como reflejo evidente del constate incremento de la pobreza, y concretamente en la pobreza arquitectónica, que mira hacia otra parte, y no se inmiscuye en el día a día, del “hábitat humano”.

Necesitamos de “necios” que sigan haciendo lo necesario para revolucionar la arquitectura, porque esta realidad cruda y tajante nos conduce a tomar partido por una fórmula igual de tajante, donde el arquitecto mediante su actividad crítica, docente y proyectual, ayude a encontrar alternativas culturales y humanamente más apropiadas, no ya para transformar las estructuras sociales, pero sí, para que la modernidad incumplida que nos ofreció el movimiento moderno, llegue con propuestas arquitectónicas que ayuden a construir la ciudad de masas y decir, junto a los pobladores, y potenciales usuarios, que es posible construir mediante nuestro esfuerzo, y la organización solidaria de los técnicos, una ciudad “otra”, y una arquitectura apropiada que ayude a construir, o reconstruir, la necesidad del habitar humano.

A modo de conclusión

Este ensayo partió de la inquietud del autor al leer, por ejemplo: “Aunque el crecimiento de África es impresionante, la mayor parte de sus mil millones de habitantes viven aún en la pobreza, asediados por sequías, hambrunas y enfermedades como la malaria y el sida...()... Y en este magma cambiante aparecen de cuando en cuando obras de arquitectura de valor singular, que reconcilian tradición y modernidad para transmitir un mensaje de confianza en el futuro de un continente que sin duda se la merece” (18).

¡Dónde ven “ellos” la oportunidad!... ¿En los mil millones de habitantes africanos que viven en la pobreza?, ¿en Norman Foster y su “green desert utopía”en Abu Dhabi?, ¿en las falsas islas que se construyen a base de petrodólares en Dubai?, ¿en las masacres de Siria, Libia, Argelia?, ¿en los 30 dólares a la semana que gana un trabajador congolés de Coltan para enriquecer a las multinacionales de las telecomunicaciones?, ¿en la pobreza y la hambruna que la guerra ha ocasionado?, ¿en la indiscriminada caza de elefantes y gorilas que “para comer” realizan rebeldes y mineros poniendo ambas especies en peligro? (19), ¿en esta “necia” huida hacia adelante para que “nosotros” grupos de arquitectos europeos vayamos a conquistar las tierras vírgenes de África ahora que por la crisis (nuestra) estamos todos sin trabajo? (20)

Dicen los autores Mireia Belil y Jordi Borja: “La ciudad es el horizonte humano del siglo XXI. A inicios de este siglo, haciendo un cálculo optimista apenas un 25% de la población mundial vive en ciudades y no siempre en condiciones de ejercer sus teóricos derechos ciudadanos. Otro 25% puede considerarse población rural, mayoritariamente agrícola o ganadera. ¿Y el otro 50%? En muchos casos las estadísticas globalizadas nos dirán que es gran parte población urbana. Puede ser, si entendemos que viven en áreas consideradas administrativamente como urbanizadas, o mejor dicho suburbanas o periurbanas, o radicalmente marginales. Unas áreas que por la “exclusión territorial” y por su carácter de ghetto que las caracteriza difícilmente pueden considerarse “ciudad”. Ni dar por sentado que su población vive en ciudades y menos aun que sus habitantes disfrutan de status de ciudadanos” (21).

¿Cómo enfrentar de manera eficiente el creciente deterioro de la estructura social de la pobreza en el mundo?; ¿cómo intervenir desde la arquitectura, para incluir “también” a ese 60% de la población excluida de los planes urbanísticos?; ¿cómo aglutinar a los grupos de población y comunidades que viven en condiciones de vulnerabilidad social desde la investigación arquitectónica?

Ante lo aquí expuesto podemos concluir que debemos re-pensar el modelo arquitectónico actual, ya que no responde eficientemente a la demanda de habitabilidad en el mundo pobre que crece exponencialmente y día con día.

Debemos cambiar el ideal colectivo de consumir por el de evaluar-decidir-transformar, a partir de la herencia cultural propia; debemos entender la arquitectura también, desde nuestra diversidad y no hablar como nos lo sugiere en stablishment arquitectónico actual, por ejemplo; tengo sed: coca-cola. Ya que sobre esta premisa obvia, pero arraigada culturalmente por el sistema económico que nos rige, hemos construido nuestras ciudades, y nos ha impedido descubrir un mundo “otro”, del que hemos expuesto aquí algunas pinceladas y que nos ofrece un modo “otro” de planificar la ciudad, el barrio, la casa, en definitiva, nos conduce necesariamente hacia una Arquitectura Apropiada incluyente, que propone una tecnología asequible, que propone un urbanismo dialogal, que propone la investigación en la acción que apuesta por un espacio público y una ciudad, que incorpora a la ciudadanía también, en su Derecho a la Ciudad.

En principio, la apertura tecnológica de nuestro tiempo, nos conduciría a pensar en una supuesta “democratización” del conocimiento, y por ende, una democratización del derecho a la ciudad, sin embargo la segregación social de lo que podríamos llamar espacio público, nunca ha sido tan grande, las desigualdades de ingresos aumentan, la precariedad laboral se agudiza, las ofertas y el acceso real a las ofertas urbanas entre la población, se difuminan, exponiendo a los colectivos más vulnerables y débiles, en un estado de marginación y vulnerabilidad impensables hace algunos años, el paso del huracán Mitch por la ciudad norteamericana de Nueva Orleáns, es un ejemplo claro de marginalidad técnica, política y humana por el que trascurre el devenir de las mayorías empobrecidas del planeta, incluso en los llamados países desarrollados.

Por ello, o usamos nuestra energía creativa enfocada hacia esta arquitectura autoritaria y díscola, o nos esforzamos y apostamos por la creación de una arquitectura autogestiva, poética, alegre, democrática… En definitiva, una arquitectura apropiada.

Dejo aquí mi colaboración de crítico e investigador en la acción, construyendo la obra arquitectónica que está a mi alcance, la de las palabras. Y que considero imprescindible ante esta realidad “enajenada” y “levemente” reaccionaria en que nos movemos en el tiempo presente.

notas

1
FERNÁNDEZ-GALIANO, Luis. África esencial (editorial). Número monográfico África esencial. Modernidad y tradición: un viaje por seis geografías. Arquitectura Viva, Madrid, n. 140, feb. 2012

2
Ahora se dan las condiciones idóneas para que nuestros despachos sin trabajo en Europa se lancen ¡a reconquistar África, “otra vez”!

3
CASALS BALAGUÉ, Albert. El arte, la vida y el oficio de arquitecto. Madrid, Alianza, 2002, p. 113.

4
CASALS, Balagué. Op. cit., p. 117.

5
Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en Latinoamérica, 4 de cada 5 de las construcciones que se realizan en este momento no cuentan con la participación de ningún técnico titulado porque la gente no puede pagarlo. Ver su página en Internet: <www.eclac.org>.

6
Profesor en la universidad de París XI y uno de los impulsores de la teoría del decrecimiento.

7
Entrevista de José Bellver (Madrid) miércoles 10 de febrero de 2010. Número 118 Número 119. Encontrada en internet: <www.diagonalperiodico.net/Salir-de-la-sociedad-de.html>. Consultada en diciembre de 2011

8
Incluso podría referirme al compromiso político

9
Que es la mayoritaria en el mundo

10
¿La nuestra?

11
Recogido de una ponencia presentada por Carlos González Lobo en el Seminario Iberoamericano de Políticas de Vivienda. San Miguel de Tucumán, República de Argentina, 11 al 14 de noviembre de 2003. Ponencia: La gestión y producción de la vivienda al borde de lo instuticional.

12
Carlos González Lobo en México, trabaja desde 1959 en la investigación y desarrollo de sistemas para la vivienda popular; o Victor Pelli en la ciudad Argentina de Córdoba con su Centro Especial para la Vivienda Económica (CEVE) con investigación, desarrollo tecnológico, transferencia y capacitación en el campo habitacional desde 1967.

13
Los profesores e investigadores de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Zulia en Venezuela, desde 1993 promueven el programa denominado Unidades de Desarrollo Local (UNDEL).

14
Revisar: FRAMPTON, Kenneth (1994). Historia crítica de la arquitectura moderna. 7ª Edición. Barcelona, Gustavo Gili, 1994, p. 273 y siguientes.

15
MORIÑA DIEZ, Anabel (2007). La exclusión social: análisis y propuestas para su prevención. Estudios de Progreso. España, Fundación Alternativ@s, 2007.

16
Alrededor de mil millones de personas viven con un dólar al día, lo que se traduce en que uno de cada seis seres humanos vive por debajo del umbral de la pobreza.

17
El triunfo político, militar y económico actual en Irak, Afganistán y ahora también “el norte” de África nos conduce irremediablemente a una “calcutización” del planeta, y nos enfrenta a un panorama desalentador, donde la economía de libre mercado sigue su camino implacable, y los recortes en derechos sociales, civiles, y culturales, siguen detrás de las políticas neoliberales en el mundo de hoy. Y esto hay que decirlo así, como es, aunque suene muy politizado.

18
GALIANO-FERNÁNDEZ, Luis. Op. cit.

19
En el parque nacional Kahuzi Biega, por ejemplo, el censo de gorilas ha pasado a la mitad, de 258 a 130.

20
Y China, y Asia, y Rusia, y…

21
BORJA, Jordi (2004). De la marginación a la ciudadanía. 38 casos de producción y gestión social del hábitat. Compilación y Edición: Enrique Ortiz Flores/María Lorena Zárate. Barcelona, Hábitat Internacional Coalition/Forum Barcelona, 2004.

sobre el autor

Humberto González Ortiz es arquitecto por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (1993, Graduado con mención honorífica). Doctor en Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, de la Universidad Politécnica de Cataluña. Tesis Doctoral: Carlos González Lobo... Caminos hacia lo alternativo dentro del ámbito conceptual, proyectual y contextual de la arquitectura (2002, sobresaliente). Homologación al título de Arquitecto Superior, conseguido en prueba de conjunto para la homologación del título extranjero de Arquitecto con el proyecto: Centre de Recursos per a l'Aprenentatge i la Investigació. CRAI realizado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès – UPC (2011-APTO). Realizó actividades de docencia en el Taller José Revueltas en la Facultad de Arquitectura-UNAM (1996). Durante los últimos 10 años ha participado en diferentes congresos, seminarios y dictado conferencias de arquitectura en Venezuela, México y España, y ha publicado artículos de arquitectura en revistas científicas y especializadas en México (Ciencia ergo sum, Legado, Bitácora) y Brasil (portal Vitruvius). Actualmente ejerce como investigador y crítico de arquitectura de manera independiente, es colaborador de la revista internacional: Arquitectonics, Mind, Land and Society (ISSN 1579-4431) publicada por la Universidad Politécnica de Cataluña (desde su fundación en el año 2001), y es miembro Asociado de la Red de Investigaciones Arquitectónicas para Latinoamérica – redIALA (2005 a la actualidad)

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África esencial. Modernidad y tradición: un viaje por seis geografías

África esencial. Modernidad y tradición: un viaje por seis geografías

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