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TORAYA, Juan de las Cuevas. Los materiales de construcción cubanos al desarrollo y generalización del "art decó" en Cuba. Una contribución. Arquitextos, São Paulo, año 02, n. 023.08, Vitruvius, abr. 2002 <https://vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/02.023/794>.

El Art Decó, surgido como contraposición a la excesiva sinuosidad del Art Noveau, al abandonar las complicadas formas de este estilo y tener la linealidad como una de sus características, permitió el uso de una mayor cantidad de elementos industriales, un abaratamiento de sus costos de producción y por tanto una más fácil asimilación por la clase media, para la construcción de sus viviendas y edificios de apartamentos para alquilar.

En Cuba la primera gran manifestación de este estilo fue en 1927 la mansión del riquísimo magnate azucarero Juan Pedro Baró, quien importó para su construcción materiales de las mejores casas europeas, entre ellos: mármoles de Italia negros, grises, anaranjados, blancos, amarillos, negro jaspeados, rosados y rojo oscuro jaspeado en gris.

También se emplearon mosaicos venecianos verdes; apliques de alabastro; lámparas confeccionadas en Francia de hierro y bronce laminado. La escalera tiene la baranda de hierro cuadrangular entorchado, con pasamanos de plata laminada y la lámpara que la ilumina es de cristal de Murano. Los estucos, de variados colores fueron realizados por la casa "Dominique" de Francia, quien además envió su personal para realizar los trabajos. Puede decirse que esta residencia resultó una incomparable exposición de los más refinados materiales y buen gusto.

En el año 1930 se terminó el primer edificio para oficinas con este estilo, El Bacardí, en él, los constructores también emplearon los mejores y más costosos materiales.

Los trabajos de granito natural fueron realizados por la firma Grasyma de Baviera. En el zócalo emplearon "Labrado negro de Noruega" y en la fachada, hasta la altura del primer piso, se combinaron granitos rojos y granitos rosados de Baviera. El mármol verde claro utilizado por primera vez en Cuba, procedía de las canteras de "Pavonazetto", en Carrara, Italia. La planta baja se revistió con mármoles hasta el techo, utilizándose variedades procedentes de Alemania, Suecia, Noruega, Italia, Francia, Bélgica y Hungría.

Los pisos en las plantas altas son de terrazo. La herrería y la carpintería se realizaron en talleres de la Capital, ambas con diseños originales y características del estilo. Las columnas ranuradas, cornisas y adornos de los techos fueron prefabricados de yeso.

A partir de éstas dos paradigmáticas obras, y en parte podemos decir, que debido a ellas, por el impacto que seguramente tuvieron entre la sociedad y los arquitectos de su tiempo, se comienza a popularizar y generalizar el Art Decó en nuestro país. En 1932 se terminó el "López Serrano", primer edificio de apartamentos para alquilar construido en "Art Decó", que aunque utilizó todos los elementos propios del estilo, por su destino, introdujo algunos materiales menos costosos en su construcción.

La entrada principal, ya no tiene pisos de mármol, estos son de terrazo bellamente decorado con una doble estrella, donde se emplearon caracoles triturados, que realzan el colorido. Todo ese lobby está revestido hasta el techo de mármol rojo de Marruecos.

Las paredes de los pasillos se terminaron con morteros que simulan el color y textura de la piedra. Los pisos de los apartamentos son de losas hidráulicas prensadas (a las que en Cuba llamamos mosaicos) de los colores rojo, negro, gris y beige, formando combinaciones propias del "Art Decó". Las macetas a la entrada del edificio son del mismo estilo fabricadas en mortero de cemento. La carpintería fue diseñada especialmente con decorados alegóricos.

La generalización del Art Decó llevaría a la construcción de cines (Fausto, América, Arenal), oficinas de periódicos (El País), hospitales (Infantil del Vedado, Materinidad de Línea) industrias y otras edificaciones, pero quizás lo más importante fue la adopción de sus códigos decorativos (frisos, capiteles, jambas, columnas) por los arquitectos, contratistas y maestros de obra, que los emplearon masivamente en viviendas de la pequeña burguesía y en edificios de apartamentos.

Ya los edificios y casas se adaptan (digamos a la moda) utilizando materiales repetitivos más baratos. Los zócalos no serán de "Granito labrado negro de Noruega" se harán de terrazo prefabricado, En las viviendas, el mármol, cuando se emplea, sólo es en la sala, la mayoría usarán pisos de terrazo y en las habitaciones pondrán mosaicos, de diseños que combinan para recordar la forma.

Fuera de los materiales normales (mármoles, cemento Pórtland, ladrillos, piedra triturada, arena, etc.) hay cuatro que según nuestra opinión, serán los encargados de trasmitir los códigos del "art decó" a una gran cantidad de edificaciones, ellos son: la carpintería, los pisos y elementos de terrazo, los mosaicos y los prefabricados de mortero y de yeso.

Expliquemos brevemente que condiciones existían para que estos materiales posibilitaran el desarrollo del "art decó".

La carpintería tiene una tradición de alta calidad desde la época colonial. Nuestras caobas, cedros, ácanas y otras maderas preciosas, fueron nuestro principal material de construcción desde el siglo XVI y sirvieron para fabricar las magníficas puertas y ventanas, claveteadas de bronce, que hoy todavía nos admiran en la Habana Vieja.

En la época en que surge el "Art Decó", en 1925, en la Ciudad de La Habana, había cerca de 110 talleres de carpintería, 45 de ellos con más de 20 obreros y unos 10 tenían maquinarias modernas y más de 50 trabajadores. Dentro de ellas se destacaban, la de Eduardo García que fabricó la carpintería del Centro Asturiano y Norabuena y Stewart que contaba con cerca de 80 trabajadores y las más modernas maquinarias de la época.

La producción del terrazo la introdujeron en nuestro país, a principios del siglo XX, operarios italianos y españoles y se destinaba fundamentalmente a los cementerios. El proceso era totalmente artesanal y el granulado de mármol se importaba. En la segunda década de ese siglo se comenzaron a fabricar de terrazo los pisos de las grandes residencias (muchos de ellos hoy perduran y mantienen su calidad) además de otros elementos ornamentales como bancos, jardineras y enchapes.

Las piedras marmóreas de distintos colores para hacer el terrazo se importaba, pero cuando este material se popularizó y aumentó su consumo, se buscaron y explotaron canteras cubanas: se extraía color negro del Valle de Viñales, gris de Guane, beige de Lagunillas, amarillo cerca de Guanajay, el blanco de Jumagua, en Sagua la Grande y el rojo de Real Campiña.

Había en la Capital más de 10 productores de pisos de terrazo, pero de ellos sobresalían: José Lastra, quien realizó los pisos del Capitolio, Luis Mión que hizo los del Centro Asturiano y también Miguel Gallo, todos de ascendencia italiana.

Otro producto fueron los mosaicos que comenzaron a producirse en España en la década de los setenta del siglo XIX, seguida de Francia que en breve tiempo, le introdujo un adelanto importante, con la prensa hidráulica. De Europa pasó esta industria a México y de allí a Cuba en el año 1886.

A principios del siglo XX en nuestro país se logró una elevada calidad en la producción de mosaicos. Se hacían dibujos con formas geométricas y diseños de gran belleza y tanto su elaboración como la colocación constituían procesos artísticos y artesanales. Esta industria con más de 40 talleres en La Habana, tenía algunos que eran verdaderas fábricas, como La Mallorquina de Miguel Magraner, La Casa Crespo y "La Cubana" que ocupaba un área de 10 000 m2 y daba empleo a más de 200 hombres.

Pero, los prefabricados de mortero de cemento y de yeso, fueron de todos estos materiales, los que sin duda ejercieron una mayor influencia en la popularización del "Art Decó". Dedicados a su producción había alrededor de 10 talleres, pero se destacaba, por encima de los demás, con cerca del 60% del mercado "El Arte Moderno".

Fundado en 1911 por los hermanos mallorquines Antonio y Guillermo Ignacio, se había especializado en elementos decorativos de yeso y de mortero para el "Art Noveau", por lo que les había sido muy fácil producir los elementos más "simples" del nuevo estilo.

Estas variadas producciones artesanales, se hacían en yeso y en morteros de cemento, los primeros se usaban en los interiores de las construcciones. La fábrica tenía producciones seriadas de modelos diseñados por ellos, para lo cual contaba con un proyectista y un escultor. Además, realizaban trabajos por encargo de modelos exclusivos, que les hacían arquitectos y escultores, para grandes residencias donde se buscaba un sello de originalidad, que por supuesto, tenía su costo.

La proyección de estas piezas, no solo comprendía el diseño de su forma, sino también los materiales a emplear de acuerdo con sus características, peso y deseos del cliente, diseño de la plantilla, método de producción, el modo en que se insertaría en la obra y por último como transportarla.

Para hacer los productos de mortero, generalmente destinados a fachadas, se hacía el modelo en yeso, (si era muy complejo en barro) el que era vaciado en un molde de yeso reforzado con fibras de henequén. Estos se recubrían con una capa de "goma laca", que era un barniz duro y brillante que lo protegía de la humedad de la mezcla.

Cuando se fabricaban elementos de yeso muy complejos, el molde se hacía con una resina dúctil de consistencia pastosa, que al endurecerse guardaba la forma perfectamente sin dañarse por los sucesivos desmoldeos.

En los morteros utilizaban mezclas pobres de cemento blanco en proporción de 1/5, según el elemento, ligados con polvo de piedra, arena sílice y arena de mar (las había de diferentes colores y tonalidades en la costa norte habanera).

Se trataba de no usar acero de refuerzo para evitar el deterioro de la pieza por la oxidación y cuando era imprescindible usarlo, se empleaba alambre galvanizado de grueso calibre envuelto en una capa de pasta de cemento. Las piezas de mortero se fundían en dos capas, primero una fina de 1 a 3 cm que era la que llevaba el color y textura de la cara exterior y a continuación se colocaba una mezcla más gruesa hecha con cemento gris. Ambas capas eran semisecas para evitar las contracciones al fraguar.

La fábrica El Arte Moderno, llegó a tener unos 100 trabajadores, de los cuales aproximadamente 40 trabajaban en el Departamento de Fundición de Piezas Moldeadas.

En indudable que los materiales de construcción cubanos y la elevada maestría de sus artistas y artesanos, fue uno de los principales factores que contribuyó, de manera decisiva, al desarrollo y generalización del "Art Decó" en nuestra Capital, de lo que todavía dan fe miles de obras que conservan ese bello estilo.

notas

1
Conferencia ofrecida el 12/3/02 en el Palacio de Bellas Artes a la Sociedad de Art Deco de Nueva York.

sobre el autor

Juan de las Cuevas Toraya es historiador de la construcción en Cuba, además especializado en materiales de construcción

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